Comer menos sal no evita problemas cardiacos
Ahora no sólo resulta que las personas que comen grandes cantidades de sal no son más propensos a tener presión arterial alta, sino que además son menos propensos a morir a causas de problemas cardiacos que aquellos que consumen menos sal en sus comidas.
Cuando me encuentro con noticias de este tipo siempre me suele venir a la mente la película Gracias por fumar. En un momento de la película se comenta cómo las empresas tabacaleras contrataban a un científico que era capaz de demostrar lo indemostrable y darle la vuelta a cualquier crítica que se le hiciera al consumo del tabaco.
Obviamente estas nuevas conclusiones sobre el consumo de sal colisionan frontalmente con las recomendaciones actuales por parte de los expertos en nutrición. Por tanto, ¿a quién creemos? Pues no está tan claro, porque resulta que las recomendaciones actuales están basadas en estudios realizados a corto plazo con dietas altas o bajas en sal.
La autoridades sanitarias de Estados Unidos recomiendan un consumo inferior a 2.300 miligramos de sal al día, y un máximo de 1.500 mg a personas con riesgo de sufrir presión arterial alta o problemas cardíacos.
Investigación sobre el consumo de sal
Los investigadores de Universidad de Lovaina (Bélgica) utilizaron datos de dos estudios diferentes, sumando un total de unos 3.700 europeos a los que se midió su consumo de sal, a través de muestras de orina, al inicio de los estudios.
Los investigadores dividieron a los participantes según su consumo de sal en tres grupos: los que consumían poca sal, los que hacían un consumo medio y los que consumían gran cantidad de sal.
Ninguno de los participantes tenía problemas cardiacos al comienzo, y dos tercios tenían una presión arterial normal. Se les hizo un seguimiento durante un promedio de 8 años, durante el cual los investigadores determinaron cuántos de ellos fueron diagnosticados de enfermedades cardíacas, y cuántos tuvieron presión arterial alta.
Finalmente las probabilidades de padecer enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos no se diferenciaron entre los tres grupos. Sin embargo, los participantes con la menor ingesta de sal tuvieron la mayor tasa de mortalidad por enfermedades del corazón durante el seguimiento (4 %), y las personas que consumieron la mayor cantidad de sal tuvo el menor (menos del 1 %) – Ouch! ¿qué pasó? –.
Independientemente del grupo al que pertenecieran, una de cada cuatro participantes del estudio que empezó con presión arterial normal se le diagnosticó presión arterial alta durante los ochos años de seguimiento.
Los investigadores aclaran que reducir el consumo de sal a las personas que ya tienen una presión arterial alta o que han tenido problemas cardíacos sin duda es una buena idea, no obstante los resultados revelan que el consumo de sal no es un factor que cause este tipo de problemas.
Los resultados han sido publicados Journal of the American Medical Association (JAMA).