Dieta hipocrática
Probablemente en algún momento de tu vida hayas oído hablar de un tal Hipócrates. Era un médico de la Antigua Grecia que ejerció hace más de dos mil años y que por muchos es considerado como el padre de la medicina. Lo cierto es que la escuela hipocrática revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, aunque sus teorías a día de hoy están en su mayoría obsoletas.
Para que te hagas una idea, Hipócrates y sus seguidores fueron los primeros en describir muchas enfermedades y trastornos médicos. Fueron los primeros en clasificar las enfermedades como agudas, crónicas, endémicas y epidémicas, utilizaron términos que todavía tienen un uso destacado, e incluso tuvo tiempo de hacer sus incursiones en el mundo de la dietética con lo que se conoce como dieta hipocrática.
En el mundo de la dietética se le considera un pionero ya que hace más de dos mil años él y sus seguidores ya promovían el consumo de legumbres y frutas, y además crearon una clasificación de alimentos en función de los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego.
A día de hoy estas teorías están obsoletas pero sin duda resulta interesante conocer estos puntos de vista. Para ellos los cuatro elementos estaban relacionados con los cuatro temperamentos definidos por la teoría de los cuatro humores: flemático, melancólico, sanguíneo y colérico.
De esta manera, y como puedes ver en el esquema de arriba, cada alimento se clasificaba según sus cualidades obedeciendo a los ejes Caliente-frío y Seco-húmedo. La teoría es que estas cualidades influirán en nuestro cuerpo alterando los humores producidos por el cuerpo. Y es que para la escuela hipocrática, el calor de la digestión transforma los alimentos en linfa que, a su vez, se transforma en humores o actúa sobre la calidad y el equilibrio de los humores presentes.
Por esta razón para ellos era importante mantener una dieta equilibrada y que casara con la personalidad del individuo, de manera que si uno era más bien de naturaleza tranquila o fría se debía consumir alimentos con cualidades de fuego, es decir, lo contrario con idea de corregir el desequilibrio de los humores.
Para ser más concretos, a la gente mayor tranquila y melancólica recomendarían tomar vino y carne ambos clasificados como calientes y secos. En cambio, el pescado, las frutas y las legumbres las recomendarían a personas coléricas o temperamentales.
Igualmente la dieta hipocrática debía variar con el clima, es decir, igual que hoy en día no solemos preparar los alimentos de igual manera en invierno que en verano, Hipócrates y sus seguidores consideraban que cuando hacía frío lo suyo era comer pucheros y carnes con salsa, comida contundente vamos; en cambio cuando el calor hace acto de presencia convendría comer comida a la plancha, alimentos fríos y húmedos con los que hidratarse.
Por más que le veamos sentido, o encontremos paralelismos con nuestra cultura culinaria, como he dicho, estas teorías están obsoletas, aunque debes saber que existe una nueva dieta hipocrática promovida por el Dr. Cohen, la cual se autodefine como una dieta natural para perder peso y combatir la epidemia de obesidad, y no dudan en recurrir al viejo Hipocrates “padre de la medicina occidental” para justificar sus métodos.
Mucho cuidado con estos iluminados o rescatadores de métodos ancestrales cuyos objetivos suelen ser más bien vender libros que hacer bien a las personas que necesitan o desean perder peso.